¡Mis seguidoras!

domingo, 1 de abril de 2012

Martes, 1 de septiembre

Ayer tuve que acompañar a mamá al nuevo instituto a hablar con la directora. Tuvimos que entrar por la puerta principal y una señora (debía ser la portera) nos llevó hasta el despacho de la directora. Mi madre y ella empezaron a hablar. La directora (que dijo que se llamaba Patricia) le explicó a mi madre el funcionamiento del instituto. Le dijo también que a mí me correspondería la clase de María, y que mi clase estaría en la última planta. Le habló de que hay servicio de autobús y una cafetería por si los alumnos se querían quedar a comer. Mi madre escuchaba atenta, y contenta, y yo paseaba la vista por los distintos objetos que tenía la directora por ahí. Al final, la directora le dio a mi madre unas hojas de inscripción para que las trajera cubiertas cuando lo deseara, y luego nos acompañó por el instituto para enseñarnos todo. Tenían: piscina, cafetería, biblioteca, tres patios, pabellón y taquillas por todos los pasillos. Después de eso nos despedimos y nos fuimos.
Durante el camino de vuelta en el autobús, mi madre hablaba toda emocionada de lo bien que me lo iba a pasar si iba, de los amigos que iba a tener etcétera. Al llegar a casa, fue corriendo a hablar con mi padre y los dos se pusieron muy contentos por mí. Mientras tanto, yo estaba en mi habitación escuchando música y escribiendo en mi diario, cuando entraron los dos en mi habitación. Escondí mi diario a toda prisa debajo de la almohada de mi cama y apagué el reproductor. Me senté en la cama y mis padres también, uno a cada lado. Entonces, mi padre me dijo:
-Marta, mira, hemos decidido matricularte en ese instituto. Creemos que te dará muchas ventajas, y a nosotros también: está más cerca de casa y puedes ir tú sola, es más barato y allí tendrás muchos más amigos, además, tienes de apoyo a la hija de mi compañero, Carla, y a sus amigas. ¿Que te parece?
-Tiene buena pinta y eso, pero separarme de mis amigos...- empecé a decir yo.
.¡Ya! ¡Y os seguiréis viendo! ¡Pero tienes que entenderlo! ¡No encontraremos nada mejor!- me cortó mi madre.
-¿Seguro?- pregunté yo- ¿No haréis como soléis hacer y me diréis que me vaya con las otras y yo no quiero?
Creo que ahí pillé a mis padres. Se quedaron callados, se miraron, y al fin, mi madre dijo:
-Te prometemos que podrás quedar con tus otras amigas.
-Vale, entonces ya podéis firmar esa hoja- dije yo.
-Bien hija, entraste en razón- dijo mi padre-. Venga, hasta luego- me dio un beso y se marchó. Mi madre hizo lo mismo y también se fue.
Al fin sola. Saqué de nuevo mi diario y me puse a escribir. En mi cabeza había un lío tremendo, ¿y si no caía bien?, ¿y si pensaban que yo era una tonta?, ¿y si se reían de mí? Para saber todo eso habría que esperar. El curso empezaba el martes 15 de septiembre, habría que esperar a ese día. 

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