¡Mis seguidoras!

domingo, 1 de abril de 2012

Sábado, 29 de agosto

Hoy me levanté tarde. Tenía sueño. Además, la idea de que tenía que empezar a hacer los deberes del verano me horrorizaba, pues estaba cansada y quería tirarme en el sofá, con el ordenador sobre las piernas, chateando con mis amigos. Por las 11 de la mañana, mi madre me llamó:
-¡Marta, ven! ¡Tengo que decirte algo antes de que vengan tus tíos!
Me levanté de mala gana. Se me había olvidado, ese día venían mis tíos a comer. Bajé las escaleras despacio y cuando llegué a la cocina, mi madre me dio un beso y me dijo:
-Marta, ¿que te parecería cambiarte de instituto?
Me quedé callada. ¿Cambiarme de instituto? Tendría que dejar a todos mis amigos y empezar de nuevo con otros, tendría que repetir la misma historia de nuevo. Sería empezar de nuevo y de cero.
-Pues...-tartamudeé- No sé, ¿por qué?
-Pues mira, porque un amigo de tu padre habló ayer con él y le dijo que había una plaza para este próximo curso en la clase de su hija, que tiene la misma edad que tú- me explicó mi madre.
-No lo sé mamá. Es algo difícil empezar de nuevo con otra gente- le respondí.
-Bueno, es que queríamos meterte ya. Es un sitio mil veces mejor y hay más compañeros. ¿Seguro que no quieres?- intentó convencerme mi madre-. Allí las instalaciones son mejores, hay más profesores y mucho más buenos. De hecho, la hija del amigo de tu padre está encantada.
Aquello tenía buena pinta. Si iba, me libraría del monstruo de mi profesor de Gimnasia, de Olga, la chica más pesada de mi clase, de Lola, la que me copiaba en todo... Pero también dejaría a mis mejores amigas, al chico que me gustaba...
-Vale, me lo pensaré- respondí-. ¿Cómo se llama ese instituto? Para buscarlo en Internet.
-Instituto de la Quinta Avenida.
-Vale, gracias mamá.
Me fui a mi habitación, cogí el ordenador y entré en la página del nuevo instituto. Era increíble. Las instalaciones eran geniales y había una sección de comentarios para los alumnos. La verdad es que dejaban bastante bien al instituto. Me lo iba a pensar.
Abrí el correo y encontré a mi mejor amiga, Claudia, conectada: "Hola Claudia" le puse, su respuesta fue inmediata: "Hola, ¿que tal estás?", empecé a contarle lo sucedido, cuando acabé, estuvo un rato sin poner nada, y al final puso: "Yo no quiero que te vayas, pero conociendo a tu madre, fijo que te vas, lo siento". Aunque no me hacía gracia tenía razón, así que me despedí de ella y me desconecté. 
Bajé las escaleras, y allí estaban mis padres, mis tíos y mi hermano.
-¡Hola Marta!- me saludó mi tía-. ¿Que tal estás?
-Bien- respondí muy seca.
-Creo que ya sé lo que es- intervino mi tío. Se acercó a mí y me susurró-. Es por el nuevo instituto, ¿verdad? Mira, conozco a tu madre desde que nació y sé que es tozuda como una mula y que si se le mete algo en la cabeza nadie se lo saca. Así que estás condenada a ese instituto.
¡Y cuánta razón tenía! Cuando se marcharon, mi madre me dijo que el lunes iríamos a hablar con la directora.

1 comentario:

  1. Escribes muy bien ¡me gusta muucho tu blog! Seguiré leyendo :) gracias por recomendármelo, ahora mismo me suscribo.

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